Una cosa de locos

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"Intensos con una energía emocional única en todo el universo astral, aunque parezcan estar algo retirados del centro de actividad, en realidad están observando todo con su ojo crítico".

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Palermo Martín nació el 7 de Noviembre de 1973 bajo el sigo de Escorpio, en la diagonal ciudad de La Plata. La de los niños vió? Y de los locos.

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Corría el año 1997 y el muchacho de cabellera platinada clavaba un furibundo derechazo en el arco que defendía el (antaño) multicampeón River Plate. Tras el grito, corrió al banderín del corner y festejó meditando el "yoga". Algo en el aire se percibió ese día, como ocurre cuando nacen las viejas leyendas mitológicas. Orfeo, París, Aquiles, Ulises, Palermo. Cualquier leyenda, se sabe, contiene una indeterminada porción de elementos reales y otra tanta de imaginativos. El tiempo va deformando las narraciones y así la historia se magnifica para clavarse como un puñal en la memoria de los hombres ...

Algo en el aire se percibió esta tarde, porque no se supo qué parte era real, verosímil, palpable; y cuál pura imaginación, inventiva, leyenda. Martín Palermo ingresó en el Continente más postergado de todos para impostergar una imagen demasiado trillada por estos nortes, pero jamás pensada por aquellos.

Este animal de área chica cazó la segunda jugada del chapulín blaugrana en el escenario de los sueños, y definió como si tal cosa. PUM! No hubo yoga, no saltó de cabeza contra algún cartel, no se le cayó ninguna tribuna encima, no marró ni dos ni tres ni mil penales, no batió ningún record.

Todo eso comprende el combo imaginario de la leyenda, quimeras que sólo la historia, el tiempo y la mente pueden concebir, a fuerza de reinventarse a sí mismas. Lo de hoy. Lo de hoy Sí que fue real. Tan real que la cordura se asusta de sus límites y la locura se mofa. Y se ríe. Y grita.

GOL!

They´ll call me freedom

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Vueltas curiosas las que tiene la historia.
Hace poco más de veinte años, el prisionero número 466/64 de la insular cárcel de Robben Island, dejaba ese recinto para convertirse en el mayor símbolo de la libertad contemporánea. Tras 27 años de confinamiento, Nelson Mandela recuperaba su voz y con ella el grito de toda una Nación y un Continente.
Muchos lustros contamos desde las campañas de desobediencia civil que en 1952 lo hicieron conocido (y perseguido); y ríos de sangre, cadenas, segregación y muerte tuvo que soportar para finalmente vencer ese "pensamiento" blanco tan retrógado, inhumano y repugnante.
Veinte años, cuatro presidencias democráticas y cinco campeonatos mundiales pasaron hasta que Sudáfrica y la región toda copara el foco de la atención global. Millones de fanáticos; empresarios y empleados, grandes y chicos, hombres y mujeres de todos los colores y formas, mirarán hacia el sur y vislumbrarán su sueño de gloria mundial.
El país albergará a partir de hoy la fiesta mayor del deporte planetario. El evento será a su vez, un grito político, una reivindicación de la existencia misma; para recordarle al mundo, sobre todo al mundo blanco/occidental, que AFRICA existe. Y que allí comen y también hay hambre. Pero también sueños y proyectos. Y desde hoy, Fútbol. Bienvenidos, y bienvenido sea.