Insomne V

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Vientos en la proa y cervezas sin alcohol/héroes de barro con villanos de metal/glorias sin laureles y veranos con sal.

Eso nos han dejado/son los tiempos que corren/son los tiempos que nos corren.

Habrá que militar en la esperanza/habrá que arremangar el corazón/tendremos que olvidar las aspirinas y acudir a la pasión.

En este desconcierto suburbano, no hay reina que te salve las papas/todos peones aguantando el vendaval y afilando las espadas para volver a comenzar.

Ahí vienen/son dos pendejos buscando el amor/Se ríen/se toman las manos y caminan/se abrazan y olvidan el dolor.

Ahora vamos/hagámonos cargo/seamos felices/no nos queda otra.

Fuga de abortos y divisas

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Semana rara si las hay. Los pronósticos que anunciaban una estrepitosa fuga de capitales se confirman, a fuerza de los nuevos requisitos para cambiar verdes que el BCRA ha implementado. Hay que darle más explicaciones que a mi novia si se me ocurre comprar un Franklin y meterlo en el colchón. Todo ello luego que las urnas reflejaran un aplastante triunfo oficialista en los comicios de octubre.

La contradicción de la cuestión corroe todas las explicaciones post-triunfo que se dignaron a esbozar los analistas políticos que rondaron por la cajita mágica estos últimos días. ¿Apoyo al modelo? ¿Credibilidad en las finanzas y la macroeconomía argentina? ¿Confianza en el sistema? Nada de eso, se votó con el bolsillo y con el diario del lunes corrimos todos al arbolito amigo para comprarle las últimas hojas que se le caían. La fiestita del consumo se aplaude y se agradece, pero sus frutos son despreciados y reemplazados por dólares americanos.

¿Cómo explicarlo? Basta con apelar a un lugar común: estamos en Argentina, todo puede pasar. Confiamos en el sistema y las urnas así lo reflejan, pero ni chupados con leche acumulamos pesos. El ahorro es en dólares o en propiedades (yo opto por la primera, con 400 morlacos no me alcanza ni para el buzón).

El paquete de medidas procura convertir a los muñequitos de la AFIP en agentes de la Gestapo o la KGB, indagando de qué yacimiento petrolífero obtuve los 432 pesos necesarios para cambiar 100 dólares. Semejante olfateada en la nuca se da de bruces con un gobierno que ha hecho del respeto de los Derechos una bandera partidaria y del progresismo el elixir semántico de los tiempos que corren.

Al mismo tiempo y por el mismo canal, la cruzada por el aborto legal (o no) se desata en las puertas del Congreso.

Los sectores más conservadores de la sociedad argentina (o porteña, que es lo mismo), patrocinados por la corporación de la Santa Sede, se rajan las vestiduras de sólo pensar que un feto pueda ser “asesinado” so pretexto de respetar algo tan insignificante como la libertad de las mujeres; mientras el padre Grassi continúa jugando al doctor con muñecos de verdad. Pero sobre esto… en bocas cerradas no entran moscas.

Aquí nos topamos con un nuevo dilema que la reina K tendrá que resolver. Un apoyo a la reforma legislativa la posicionaría nuevamente en la cima del ranking progre latinoamericano. Pero se ganaría un enemigo que ha volteado imperios y presidentes: La Iglesia Católica.

Que los herejes ardan en la hoguera y el infierno. O comprate 2000 dólares y alzate a Playa del Carmen a escuchar los wuachiturros. Aquí todo seguirá igual.

Es el estrés, estúpidos!

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Estas noches y estos días, ajetreados y lluviosos, fueron la chispa adecuada para cuestionarme los motivos de vivir a mil.

Pobre mundo; si anduviera como los habitantes que lo contienen, ya habría salido de su órbita hace tiempo, girando como loco al compás del último subte camino a malos aires.

No termino de entender cuál es la necesidad de ponerle contenido a los momentos, como si no los tuvieran per-se. Nos sentimos con culpa si tan solo “no hacemos nada”, si tan solo vivimos un rato sin realizar actividad amparada bajo algún parámetro productivo.

No hay instantes que nos conecten con nosotros mismos, ni excusas para desaprovechar el tiempo aprovechándolo en reír o llorar.

No hay rayuela que aguante si la tiza es un misil, mientras el estrés se convierte en el diagnóstico de moda. Hace parecer a los dotttores como idiotas repetidores de premoniciones. Es el estrés, estúpido!

Sólo en los velorios nos ponemos el traje de disfrutadotes a mansalva de la vida y sus placeres. “ Y sí, ahí te das cuenta… mientras la tenés, hay que vivirla macho!”. Cuando tiramos la última flor, corremos por que llegamos tarde a la oficina. Pero no hay remedio para este mal; es el estrés, estúpido!

Democracia vs. Demokracia

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En una democracia las mayorías gobiernan y las minorías son respetadas; en una demokracia las mayorías gobiernan y las minorías son aplastadas.

En una democracia la televisión pública es pública; en una demokracia la televisión pública es un panfleto partidario.

En una democracia si pensás distinto podés decirlo; en una demokracia si pensás distinto sos un gorila, y si lo decís sos un golpista.

En una democracia se eligen ministros democráticos; en una demokracia Moreno es ministro.

En una democracia los números no mienten; en una demokracia el INDEC da los números.

En una democracia todos tenemos Derechos Humanos; en una demokracia algunos pocos tienen Derechos Humanos.

En una democracia la memoria histórica no tiene color político; en una demokracia la memoria histórica es un títere de campaña.

En una democracia Jaime va preso; en una demokracia De Vido está libre.

En una democracia el dinero se gasta en salud y educación; en una demokracia el dinero se gasta en Fútbol Para Todos.

En una democracia se combate a los barrabravas; en una demokracia se crea las Hinchadas Unidas Argentinas.

En una democracia se procura la libertad; en una demokracia se es amigo de Chávez.

En una democracia Grondona estaría dando explicaciones; en una demokracia Grondona maneja 800 millones de pesos

que son de todos los argentinos.


NANO

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A tí te canto Joan Manuel, poeta cantor y humanidad
guerrero de las musas, alfarero del amor

En medio de este lío de pop, rap y deme dos: te imploro, te suplico, y te demando; no te mueras nunca Chaval.

Todo es poesía

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El problema es que no todos somos Cortázar y no hay rayuela que nos calme el corazón. No siempre es primavera y siempre es hoy, aunque extrañemos ayer y nos duela mañana.

Leemos Benedetti, escuchamos Joaquín, morimos por amor pero lo matamos por un pancho y una coca. Miramos la luna con los pies en el barro; besamos sin labios y odiamos sin tregua.

Y aún así, todo es poesía. El cantante que calla, el olvido que recuerda, las manos que tocan, el vacío que colma. Las noches que saben a martes de otoño, retratos que dibujan fantasmas, sombras que iluminan fracasos. Y aún así, todo es poesía.

Es poesía pensar en vos pensándome. Fracasar y no volver a intentarlo. Escribir verbos que no van a ningún lado. Adjetivos que no califican. Puntos que no terminan. Todo es poesía.

Nacemos y ese grito es poesía, es revolución que se eleva contra la egoísta imposición de ser.

Crecemos y el dolor es poesía, es melancolía de los días que ya no son, de abriles que pintan canas y recuerdos con color.

Morimos y el final es poesía, es el puño cerrado ante la derrota cantada, ante la cruel certeza del silencio.

Y lo que dejamos siempre es poesía. Hijos, amigos, recuerdos, olores, hogares, traiciones, amores, amantes, rencores, poesía..

FELIZ CUMPLE BELA

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Siempre tan mujer, tan abuela, tan madre y tan esposa. Dedicada a los humores de la casa y sus humanos. Lugarteniente de los tuyos, de sus vidas, sus pasiones, sus amores y sus traumas. Te fuiste y nos quedamos sin la pregunta al final de la jornada, "Cómo estás negrito, cómo te fue?".

Los pocillos de la casa preguntan por vos. No se cómo decirles la verdad. Apelo a los manteles para que me den una mano, los miro, les suplico, les imploro; pero también arrugan. Los azulejos ni hablar, todavía no lo asumen y esperan verte despertar una mañana. Quizá una mañana con frío para prender la estufa, o en verano para tirarte en el patio a tomar unos mates. Pero no tienen consuelo, amanece y no estás. Y ese no estar rompe tanto las pelotas.

La radio ya no suena como antes, LV3 no es LV3. Y el teléfono ya no arde como cuando llamabas a casa solamente para hablar por hablar, para contarnos cotidianidades, que es lo único que importa.

Como fuere te fuiste y nosotros seguimos estando, qué otra cosa hace la gente más que seguir estando?. Hasta que un día no.

Hoy iríamos a tu casa a saludarte y comer algo, para luevo volver con el beso vigilante, el saludo balsámico y la certeza de tener a los buenos de tu lado.

FELIZ DIA BELA!!! aca seguimos remando, no dudes que siempre será así. Eso nos enseñaste.

Palo y a la bolsa

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Acabo de borrar por enésima vez el intento de una crónica matutina de mis pensamientos, asi que optaré por el palo y a la bolsa.

La insomne noche en vísperas de lunes fue tan atroz, que el día inaugural de la semana se presenta hasta con esperanzas diría yo, o un optimismo moderado. Vieron que ahora todo es moderado? Todo es de "centro algo"? Bueno, mi optimismo también.

Choreamos a medias, amamos a medias, somos de centro izquierda, lo cual es decir más o menos que somos de centro derecha (depende cómo veamos el vaso); somos carrileros laterales, laterales volantes, delanteros mediapuntas, arqueros pateadores de tiros libres. Un cambalache de variantes, nada es todo y todo es nada; y en el medio Cabral (no el sargento) muerto de mil balazos, con el bastón de testigo, como preguntando QUE CARAJO!!! Al final tuvo razón, no era de aquí ni de allá.-

Los demonizados noventa vuelven disfrazados de macrismo, el macrismo se disfraza de progresismo para robar un voto más, y el kirchnerismo se disfraza de socialismo para legitimar su propia farsa. Al final todos contentos, NADIE votó una sola idea. Puro humo. Y esperen que la función principal llega en Oktubre.

El mejor jugador del mundo (del único deporte del mundo) es crucificado por su propio pueblo; como en la peli bíblica. Esta vez es más bajito y no tiene barba.

Los programas de TV se pasan el día hablando de números telefónicos y tácticas propias del General Patton. Que cuatro cuatro dos, que cuatro tres uno dos, que a la carga barraca; mientras un tipo se hace famoso porque se mandó un monólogo de puteadas sin precedentes, mientras veía al corso en contramano de color riverplatense.

A falta de gas y nafta sobra ceniza volcánica; y a falta de mineros chilenos y tsunamis japoneses sobran paraguayos copando el Cható (sí!, cható).

No tengo idea cómo cerrar este desastre de nota.



Viví!

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Olvidate de las veces, olvidate de las cuantas. Olvidate de los soles, olvidate de mañana. Olvidate de pensar, de sentir, de explicar.

Olvidate las canciones, los recuerdos, los rencores, las recetas, los sonetos, las pasiones, los cumplidos, las migrañas, los dolores, los desfiles, las virtudes, los amores, las cosquillas, los rumores, las traiciones, los sermones, las escuelas, los altares, los entierros, las batallas, las certezas, el tiempo, los condones, las opciones, las monjas, los enigmas, las virtudes; La suerte, el olvido, la muerte. No, de esa no te olvides.

Historias mínimas II

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Jimena no recordaba la última vez que lo recordó. Era un jueves cualquiera, ni tan lunes ni tan viernes, sólo un jueves.

Cuando sus pensamientos doblaban por la esquina de la cotidianidad, una ráfaga de olores y recuerdos la invadió en sus adentros, opacó sus urgencias y la llevó a tiempos remotos, a puertas que juró haber cerrado para siempre.

Era un recuerdo sin rostro, no tenia nombre ni cuerpo. En el intento por desmenuzar esa bomba de tiempo que se iba tejiendo en su cabeza, reparó en el anonimato de la cuestión. Intentó en vano ordenar el rompecabezas. Nombrarlo, tocarlo, llamarlo. Pero no había manera. Recordaba pero no sabía qué. Ni siquiera era un teextraño, una virtud o un defecto.

Mientras el tiempo se empeñaba en detenerse justo en esos lugares, a Jimena se le encendieron las neuronas. Su recuerdo no tenía cara, ni cuerpo, ni nombre, porque era ella misma. Pero no era ella.

Era otra. En otros momentos, en otros andenes. Cuando aún se empapaba de esa incertidumbre juvenil que todo lo convierte en veremos. La eterna cuerda floja que se tensa cuando ya no creemos. Cuando ya no crecemos.

Entonces recordó todo. Se recordó en la plaza aquella mañana de Abril cuando preguntó por el imbécil que se suponía iba a amarla para siempre. Se recordó vomitando bolillas ante ignotos profesores que aumentaban día a día la parodia sarmientista. Y se recordó heroica y frescamente feliz, cada vez que el abecedario le hacia un guiño y conjugaba sus misterios con orgásmico placer.

Pero ahora no era esa Jimena. Quizá nunca más iba a serlo. Excepto por lapsos.

Su tiempo era ya el no tiempo para pensar en esas liviandades. Ya nunca se caia de la cuerda floja.

Insomne IV

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Maldito el tiempo si no vuelve y si martilla mi presente con su estrépito pasar.

Maldito el día si muere viejo y ya no encuentro el adjetivo que me lleve a ese lugar.

Malditos miedos que minan mis certezas, maldita causa en tiempos de paz.

Malditos labios sin urgencia de vos, calmos e inertes como rendidos al final de un largo caminar.

Malditos brazos si ya no envuelven, si capitulan ante el hartazgo y la rutina.

Maldita nostalgia si mata sólo por las noches, atrincherada en su cuartel de risas y recuerdos.

Maldita mi voz si cuando canta sólo suena a excusas gastadas, a perdones stándar, a tequieros de ocasión.

Malditas canciones que cada vez hablan más de nosotros, y menos de tí.

Malditos pronósticos que ya no hablan de nosotros, y menos de mí.

Malditas las letras de este teclado agrandado, de esta Internet que nos deja sin humanidad.

Maldito el camino que me lleva a lugares que detesto, a los grises de un extemista in extremis.

Maldita las ganas de escribir sobre este hoy, cuando el vagón de mis virtudes acusa cero en la partida del amor.

Maldita mi boca, tus besos; mis manos, tus dedos; mi muerte, tu vida.

Gracias por volar conmigo

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Leer es viajar. Equipaje en mano y con tanto por descubrir abro las primeras páginas de cualquier ciudad en cualquier país. Me voy de mí mismo, me trasciendo.

Toco la puerta de Horacio Quiroga, Hamlet o D’Artagnan, y me invitan a dar una vuelta. A su derecha podrán encontrar las inmensas llanuras argentinas, a su izquierda el castillo de Elsinor y más adelante, con ustedes… la ciudad luz, París.

Qué maravilla! Estoy en el medioevo y veo arder a una tal Juana de Arco, en la Francia ocupada flameo los estandartes de la resistencia, y en Montevideo me tomo la borra del café con Benedetti.

Leer es viajar. Y es dejar de ser quien lee, para se lo que lee. Para ser Pantaleón Pantoja instalando un burdel amazónico, el Quijote luchando contra molinos superpoderosos o Ahasverus vagando por el tiempo, luego de negarle un vaso de agua al nazareno.

Ya fui todos. Fui Pantaleón, fui el Quijote y fui Ahasverus. Viajé por la rue de Seine buscando a la Maga, caminé por las pampas de Martín Fierro y me salvé de Auschtwitz por el bueno de Schindler, mientras el principito nos enseñaba a ser niños para siempre.

Con Winston Smith participé del primer Gran Hermano, corría el año 1984 y Sábato comenzaba a decirnos Nunca Más.

Me mojé en Macondo y fui un tuareg en el Sahara. Liberé a París mientras escuchaba por quién doblan las campanas, luego de encontrar la salida a las ruinas circulares y los laberintos borgeanos.

Libros y más libros. Viajes, lugares, personajes, revoluciones, asesinatos, heroísmos, miserias, amantes, fusiles y libros. Todo en un papel. Porque leer es trascender.

Besos delincuentes

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La autoridad moral de un beso frente a la charla banal y futil es demasiado contundente. Tanto que las palabras deberían armar las valijas. Ser condenadas al exilio del silencio.

Supongamos, sólo supongamos, que hablamos de aviones, o de recetas, o de juzgados; de trenes que no llegan a París, de fantasmas que iluminan los espejos.

Entonces un beso (ahora no supongamos) irrumpe en el aire y sacude tu espacio, te colma, te llena, te invade. No un beso antológico, no el paradigmático beso que detiene el tiempo, sino uno calmo, sin complejos, sin historia. Casi imperceptible, fugaz, delincuente.

Y luego ya no es el beso sino su ausencia. Los incrédulos labios. La mirada atónita en el abismo que me separa de tu boca. Entonces todo es confuso. Malditos aviones, malditas recetas, maldito París.

Y maldita esta boca, más tuya que mía. Ya no de las palabras, ya sólo tuya.

Historias mínimas I

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"Hay algo de vos Horacio, que todavía odias, por eso siempre volvés, me necesitás para perdonarte", piensa Jimena mientras trata de recordar el número de veces que aquel tipo, reincidente crónico en el arte de perder aceite, llamó al portero del sexto "B".

La arbitrariedad occidental de llamarle a ese día "martes", y las gotas que golpeaban la ventana, herederas de un temporal que recién comenzaba a flaquear, se conjugaron para arrojar a Jimena hacia el artefacto. "Dale, pasa".

No por ser muchas, las derrotas duelen menos. Pero no había caso, jamás pudo resistirse a ese hombre, enésimo Adán frustrado en una ciudad que de paraíso, no tiene nada. Y los martes no son días para parir revoluciones.

Frontal y conservadora, lo que Jimena era en la vida lo invertía en la cama. Palo y a la bolsa.

Cuando la desnudez es física, hasta las palabras se despojan de la historia, y coger es coger, y Cortázar es Cortázar. Y no hay tu tía. Pero el artefacto seguía allí. Habia portero porque había huída. Y había huída porque Horacio no era Horacio. Era en realidad el último bastión de un orgullo socabado, humillado, ahogándose en el lodo de su masculinidad.

Infinitivos

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Descubrir/Inventar/Romper/Gritar/Saltar/Redescubrir. Infinitivos que liberan, que sueltan, que son, que dejan ser, que nos llenan de vida, que desafían la quietud, esa repugnante cobardía disfrazada de calma. Tiempos complicados para nombrarlos, todo va tan rápido que no llegamos nunca a ningún lado, pero estamos a la vez en todos, con 140 caracteres. Entonces crear se vuelve una quimera. Cómo soñar cuando no se tiene sueño? Cómo buscar cuando ya todo se ha encontrado? No recuerdo la última vez que me sorprendí sinceramente por algo, que me dejé llevar por el maravilloso privilegio de sentirese testigo de algo increíble, único, virtuoso. Como todo hombre soy hijo de mi tiempo. Como todo hombre soy rehén de estos días y estas noches. Y la libertad se vuelve mi meca, la tierra prometida. Escaparse es pensar, gritar, crear, amar, romper, soñar, caer, partir, volver, pelear, llorar... Pero nunca acostumbrarse. Acostumbrarse es morir.

Insomne III

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En estos días en que la vida no es más que una duda a domicilio. Es en estos raros días en que me pregunto qué pretende de mis ansias. Acaso espera un maletín, dos corbatas y una rutina con medialunas? O quizá la rebelión del oprimido, con el mapa en el armario y la brújula al revés.



Yo no sé. Supongo que no se puede crecer al revés de los adultos. Somos ese paréntesis que se abre después de la vida, que llenamos hasta que un buen día de otoño se cierra. Siempre es otoño cuando se cierra.



Nacemos con la ilusión de crecer, no en altura ni en tamaño, ni en conquistas, ni en medallas… sólo queremos alcanzar las alacenas, los estantes, las repisas. No pretendemos más que sueños de cartón. Pero algo a media voz nos confiesa que no es todo. Hay algo más allá del horizonte que es tu falda.



Pero nunca llega. Nunca ese que creíamos venir cuando cantábamos tristes canciones de amor. ¿Acaso hay otras? Y no se trata de amor. Se trata de nosotros. Siempre buscando el punto de fuga hacia la trascendencia. Cómo convencerse de que somos hormigas, puntos suspensivos de esta recta que es la muerte, al fin y al cabo.



Somos el nefasto inventario de lo que alguna vez quisimos ser. No hay tiempo que perder para ser feliz, pero perdemos tanto tiempo siendo.



Quizá espera de mí un maletín, dos corbatas y una rutina con medialunas. Quizá sea hora de dejar de pensar.

sólo unos minutos

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Si unos minutos, aunque sean unos piadosos minutos me dieras para dispararte un par de mentiras y algunas verdades, te contaría tantas cosas...

Te contaría por ejemplo que estoy entendiendo un poco Rayuela, que la Maga es la única que la tiene clara de entre todos los locos del Club de la Serpiente.

Te contaría también que Serrat cada vez canta mejor, que el otro día Japón casi desaparece, que aquí siguen los mismos sátrapas de siempre. Cómo me gustaría hablar con vos de estos delincuentes!!! Que me consueles, que te rías y seas cómplice de nuestras locuras dialécticas…

Me gustaría contarte que me recibí, al menos en parte, y que ahora no se muy bien qué carajo hacer con mi vida, con los títulos y diplomas que, muy bien lo sabrás vos, no sirven para una mierda.

Recordarte que nos debemos algunas charlas; de la vida, de la muerte, del Che, de política, de que jamás te importó más billete que el de ida.

Me gustaría que leyeras las cosas que por ahí escribo, y las otras tantas que sólo pienso.

Me gustaría confesarte que cada vez que te recuerdo lo hago con mucho cariño, que significás todo lo heroico, utópico y buena persona que puede ser un Hombre. Que tu hermano ya consiguió el conejo que te prometió.

Me gustaría, en fin, que vuelvas por alguno de estos días. Un ratito.

insomne II

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Paren un poco, no me quiero subir… quiero seguir siendo ese que cree que el mundo está bien, que se levanta pensando en el hoy, que un día soñó cambiar todo, en remar para el mismo lado, mirarlos de frente sin correr asustado.

Pare un poco, no me quiero subir… no me gusta la calaña que anda por allí. No me gusta la gente que corre sin prisa, que mata sin pena, que pierde sin bronca. No me gustan los tipos que no leen, las mujeres que no beben, los amigos que no vuelven.

Paren un poco, no me quieran llevar… Acá estoy muy bien, sigo siendo aquél. Aunque más cansado. Una vez creí que el amor se tenía con la mano y se perdía con el codo. Lo sigo creyendo. Una vez pensé “qué pobres los reyes magos que no tienen quién les regale”. Una vez les regalé, nunca lo aceptaron.

Paren un poco, no me dejen atrás! Por favor esperen que me quiero subir. En este lugar ya no se puede vivir. Dicen que la esperanza se fue por la puerta de atrás. Que la mentira tiene patas largas. Que la utopía quiere firmar la paz. Especulan, analizan, factorean, recalculan. Nacen y mueren. Qué dejan? Nada. Un paréntesis.

insomne

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Maldita apuesta sin fondo para tantas cosas. Eterno trueque entre el todo que tengo y la nada que viene… gotas que caen de ese cielo cada vez más lejano, de esa esperanza ajena a mis ganas.

Mi cuarto de huéspedes aloja tantos proyectos que las ventanas arden de ingenuidad. Así y todo cuesta abandonar el barco sin tirar aunque sea un manotazo. Ya vieron cómo cuesta pelear con los guantes gastados.

Relojeo a la vida y le pregunto qué onda? Te fuiste? Ns/Nc.
Cobarde me escapo en los sueños… tanteo, amago, lo intento… que fácil! No hay peros, no hay muerte… sólo azul… sólo luz…

Lástima que el baile se acaba, y es temprano para olvidar caricias…