Viví!

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Olvidate de las veces, olvidate de las cuantas. Olvidate de los soles, olvidate de mañana. Olvidate de pensar, de sentir, de explicar.

Olvidate las canciones, los recuerdos, los rencores, las recetas, los sonetos, las pasiones, los cumplidos, las migrañas, los dolores, los desfiles, las virtudes, los amores, las cosquillas, los rumores, las traiciones, los sermones, las escuelas, los altares, los entierros, las batallas, las certezas, el tiempo, los condones, las opciones, las monjas, los enigmas, las virtudes; La suerte, el olvido, la muerte. No, de esa no te olvides.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

La Pura Verdad - Paco Urondo

Si ustedes lo permiten prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien, no tengo motivos para quejarme o protestar:

siempre he vivido en la gloria: nada importante me ha faltado.

Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor y miedo y apremio.

Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.

Me averguenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe, melancólica, débil, poco interesante,un abanico de plumas que el viento desprecia,caminito que el tiempo ha borrado.

Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin darme cuenta, voy iniciando una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a cualquiera o aburrir de golpe.

Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi memoria ha muerto y se queja con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.

El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme, pero lo he derrotado para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algun día.

Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la Cenicienta, aunque algunos me recuerden con cariño o descubran mi zapatito y también vayan muriendo.

No descarto la posibilidad de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.

La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.

Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud y en mi destino y en la buena suerte:

Sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.

Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra; compartir este calor, esta fatalidad que quieta no sirve y se corrompe.

Puedo hablar y escuchar la luz y el color de la piel amada y enemiga y cercana.

Tocar el sueño y la impureza,nacer con cada temblor gastado en la huida

Tropiezos heridos de muerte;esperanza y dolor y cansancio y ganas.

Estar hablando, sostener esta victoria, este puño; saludar, despedirme

Sin jactancias puedo decir que la vida es lo mejor que conozco.

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