Yo buscaba la manera de
convencer a tu “quizás”, de perder al solitario, de ocultar mi indignidad.
Vos buscabas la manera de
olvidarte del dolor, de completar el crucigrama sin ojear la solución.
Eramos dos martes
queriendo ser viernes, cuatro ojos buscando las mismas pupilas, un enjambre de
olvido sin diablo ni dios.
Vos tan triple equis, tan
Nueva York, tan “mírame”.
Yo tan alpargatas, tan “no
te entiendo”, tan bésame.
Eramos dos pendejos buscando
un envión, jugando un ajedrez de peones de cartón, un rock and roll con
guitarras de neón.
Yo creía en la revolución
del pecado, caminaba las aceras de la noche persiguiendo la falacia del
alcohol.
Vos cruzabas las veredas
del rencor traficando soledades esperando redención.
Eramos dos mentirosos
convenciendo al destino. Dos esperanzas sin fianza ni tregua, sin porqué ni
mañana.
Eramos el cover de un amor
de verdad, los teloneros de un recital
destinado a fracasar. Capuletos
sin Montescos; Waterloo de un Napoleón rendido y de cristal.
En el aeropuerto de tus ganas
despegué este carromato a GNC. Aterrizamos en un vendaval de ilusiones, cambiando
besos por ganas y un tentempié de adultez.
Yo buscando la manera de
convencer a tu “quizás”, de perder al solitario o de ganar tu dignidad. Vos la
capitana de este barco a la deriva, yo tu marinero que no duda en navegar.
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