De vacíos y otras yerbas I

|
Una vez leí que el hombre necesita un amante, algo sobre lo cual apasionarse, para no perder la cordura en este mundo tan vertiginoso y aplastate. Lease una mujer, un artista, un equipo de fútbol o un hobby cualquiera. Los días que corren no amanecen con facilidad para los que amamos a los colores azul y blanco. Nuestro amante nos está engañando, se está olvidando de ser y con ello nos olvidamos nosotros de lo que eramos. Lo que me pasa (y así le pasa cientos de miles en Córdoba) me hizo pensar como todo lo que llena nuestras vidas a veces las vacía, o las arremete contra una esquina y no hay campana que nos salve del jaque mate.
Esas pequeñas (y no tan pequeñas) cosas que nos alegran el día a día suelen también patearnos en contra y liquidar el resultado en favor de la tristeza. Pero al fin y al cabo nos aferramos a ellas, incluso cuando la tristeza copa la parada, porque es mejor sentirse triste que no sentirese, la amargura es mejor que el sinsabor y nosotros nos debatimos entre eso. Al menos yo.
Me planteo la estupidez de llorar por dos colores o la necesidad de vivir más alla de las obligaciones, el trabajo, la facultad, el futuro que negro se presenta, el presente que no existe porque siempre se escapa y el pasado de una patria que permanentemente tacha la doble. Los noticieros dan ganas de morirse, los diarios dan ganas de morirse, los políticos dan ganas de morirse y las otras cosas que quizá hoy me dan ganas de morir hacen en realidad que SEA más que nunca.

Yo

0 comentarios:

Publicar un comentario