Cronología de un despertar

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Riing rinng!, Beep, beep!, Pipipipippp, pipipipiiipppp!- Da igual.
Aturdido, mareado, dormido, indignado. 7 am. El día todavía no despierta y mi esqueleto ya comienza a ponerle fichas a su suerte.
La despedida de las sábanas se vuelve ardua. Contienda que dura algunos minutos y varias blasfemias.
El adiós huele a despedida de estación. La promesa de volver cuanto antes. Así es el amor.
Fundamentalistas ganas de atentar contra el despertador amagan en estallar súbitamente. Pero no, es demasiado temprano para actos revolucionarios.
Los primeros pasos me aclimatan para lo que me espera.
La cafeína, único consuelo en este repetitivo martirio, espera ansiosa y humeante, secundada por alguna portada de ocasión. Deportes, Polìtica y Mafalda. En ese orden y sin pesatañar me entero del humor del mundo.
La borra sugiere que es hora de empezar a jugar. Camino hacia la puerta y en pleno periplo mi memoria me juega una buena pasada.
Mil bártulos sacan turno para ser mi partenaire. Libros, billetera y celular.
De repente, la llave le cierra la puerta a este despertar.
Uno más. Y uno menos seguramente.

Yo

2 comentarios:

Objetivo de dijo...

Eso me pasó hoy... una excelente descripción de subirse al tren de la rutina que no deja de andar y el cual parece que nunca nos dejará en la estación que queremos...

Unknown dijo...

concuerdo con mer... excelente descripcion de la fucking rutina matutina.... Cada dia escribiendo mejor bro... Abrazo

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